martes, 8 de mayo de 2012

Placeres Culposos: La tagada.

Tengo varios(muchos) placeres culposos.

La Tagada

Espero Zapote cada año para comer algodón de azúcar, darse una vuelta con los amigos y pararnos al frente de la Tagada a hecharnos el rollo. Esa es la realidad. Ni si quiera vamos a montarnos. No. Vamos simplemente a pararnos de gratis al frente de la Tagada y a esperar que comienze el show.
Es que es buenísimo. Todo empieza midiendo la fila. Ver quién es la jaiba (o el jaibo) que se mete en minifalda, o con un pantalón blanco descaderado y tanga con animalprint. Los majes que la manejan son unos cabrones. Miden a la víctima y la vuelta, la velocidad y los brinquitos van en función de ese podre incauto o del que al propio va vestido para impresionar.
Otro de los placeres de la Tagada es ver caerse a los tontillos que se creen muy ágiles y sexys por pararse en el centro y caminar con ACTITUD.(En realidad si ya estás trotando ya perdiste LA actitud y el estatus tagadístico.) Así que sí. Es cierto. Me burlo descaradamente y disfruto con el corazón cuando alguno de estos borrajas se cae llevandose en banda a todos los demás. Súmele al ágil que cree que por estar de pie pero mantenerse agarrado del tubo ya a salir ileso.
No faltan los amigos protectores que le enrollan las piernas a la tontilla que anda en enagua. Para proteger su apariencia de todos los lobos que están gritándole vulgaridades desde abajo. También ese en medio de esta muestra de altruismo este personaje termina perdiendo el coxis, todas las monedas y la dignidad. Y aparte lo abuchéan por sapo.
Cuando el tiro genera mucho show al acabar todos los de abajo decimos con desilusión: Aaaaahhh... jijiji.







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