domingo, 25 de noviembre de 2012

Adaptación

Allá en Santa Tere hay un caminito que lleva a la playa. Es uno de mis lugares favoritos en el mundo. En este caminito hay lotes y árboles a ambos lados. Y los lotes están cercados con alambres de púas.

Existe este árbol gigantesco. Fuerte, alto, viejo, tiene varias características que me llaman la atención. Ver para arriba es una maravilla. Tiene pequeñas espinitas o piquillos para protegerse de los bichos. Sin embargo me impresiono su capacidad de adaptación. Cuando era un árbol más joven pasaba en frente un alambre de púas. Con forme fue creciendo, el grosor del árbol llegó al alambre, y al seguir engrosando el alambre fue absorbido en medio de la corteza del árbol. Como si saliera de en medio de él, con sus filos y sus herrumbres. 

No es culpa del árbol. No es culpa del alambre. Ahí están los dos, atrapados. 

El alambre con sus filos y herrumbres no pidió ser puesto ahí, ni pidió ser así. Sabe que punza al árbol, pero sabe que el árbol ya se acostumbro y que lo abraza. El árbol abraza sin ir a ninguna parte. Sabe que para poder sacar al alambre, perderá un pedazo de sí. El árbol no quiere soltar, para que no le duela, prefiere las punzadas que perder el pedazo. El alambre está cómodo donde está. 

Ni alambre, ni árbol. Algún día seré brisa. 






sábado, 24 de noviembre de 2012

Flotar

"El que ve el cielo en el agua ve los peces en los árboles." Proverbio Chino

A mi parecer es una cuestión de imaginación y perspectiva. Cuando nado (medio nado) y me hundo y me veo los pies y muevo los pies en la parte honda de la piscina pienso: si no necesitara respirar así se sentiría volar y flotar. Cuando uno imagina la realidad se transforma... Aunque sólo lo vea el que la imagina.